Eugène Delacroix: El duque de Orléans mostrando a su amante

Ya desde sus inicios, la temática de esta obra pintada entre 1825 y 1826 despertó controversia. La primera vez que se exhibió, en 1832, fue con el título «Un joven señor muestra a su cortesano el cuerpo de su amante«, frase que siempre despertó curiosidad en cuanto a las posibles identidades de los protagonistas. Algunas décadas más tarde, en 1864 y con Delacroix ya muerto, se arrojó cierta luz al misterio, modificándose el título del cuadro por «El duque de Borgoña muestra a su amante al duque de Orléans«. Sin embargo, no sería hasta el siglo XX, concretamente en 1902, cuando el poeta Louis Aragon desvelaría definitivamente el misterio.

La historia trás la pintura de Delacroix «El duque de Órléans mostrando a su amante»

La obra está basada en un episodio de la «Historia de los duques de Borgoña», escrita por Barante. Según este texto, Luis de Valois (1372-1407), duque de Orléans, tenía de amante a Mariette d’Enghien, esposa de su antiguo chambelán, Aubert le Flamenc. Parece ser que este último debía de estar poco acostumbrado a ver a su esposa desnuda, pues el Duque, quizás tan solo para mofarse de él, se la mostró desnuda, pero ocultando su rostro tras una sábana. Sobra decir que su pánfilo esposo fue incapaz de reconocerla, a pesar de que en el cuadro parece estar muy complacido con lo que ve. Pero a mi modo de ver, lo más curioso es la propia Mariette. Pese a que no vemos la expresión de su rostro al completo, es precisamente esa ocultación parcial, lo que la hace parecer avergonzada y sumisa; una súbdita vulnerable entre nobles y, sobre todo, mujer en una época de hombres. Es cierto que también es una esposa adúltera, pero en esos juegos palaciegos de tan altas esferas y debido a su mencionada condición, ¿acaso hubiera tenido otra alternativa?

Análisis de la obra

Se trata de una pintura pequeña (35 x 25 cm), pero es una muestra más del genio romántico de Eugène Delacroix (1798-1863) y destaca, como muchas de sus obras, por la prominencia del color sobre el dibujo, siendo el artista, no obstante, capaz de mostrar un gran detalle en cada una de las formas sirviéndose de unas pocas pinceladas.

En cuanto a su estructura, la sábana translúcida pero no transparente, usada aquí como una especie de telón teatral que separa al amante del esposo, al juego de realidad y la farsa de la cruda verdad… Y la mujer, permanece atrapada e impotente entre ambas partes.

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