Una historia de estrellas: el misterio de la Pléyade desaparecida

Las Pléyades en la mitología griega

Cuenta la mitología griega que las Pléyades eran siete hermanas, hijas del titán Atlas y de la ninfa marina Pléyone, de nombres Maya, Electra, Alcíone, Táigete, Estérope, Celeno y Mérope. Cierto día, mientras paseaban, se toparon con Orión, un gigante cazador. Éste se enamoró de las jóvenes y se dedicó durante años a perseguirlas persistentemente.

Zeus, rey de los dioses, decidió intervenir y convirtió a las hermanas en palomas para que pudieran escapar de Orión, y éstas volaron hacia el firmamento para convertirse en el grupo de estrellas que actualmente conocemos como Las Pléyades, y que se sitúan en la constelación de Tauro.

Las Pléyades (1885). Obra de Elihu Vedder (1836-1923). Conservada en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York.

Pero ya en la época de la antigua Grecia solo seis de las siete estrellas eran -son- visibles a simple vista. Los helenos intentaron explicar la ausencia de una de ellas mediante diversas ‘hipótesis’. Según una de éstas, la causa de la desaparición fue que todas las Pléyades contrajeron matrimonio con dioses, excepto Mérope, que lo hizo con un mortal, Sísifo, y abandonó a sus hermanas al sentirse avergonzada por ello.

Las Pléyades según la Astronomia

Lo cierto es que el cúmulo de las Pléyades, situado a unos 440 años luz de la Tierra, está compuesto por al menos 1.500 estrellas de las denominadas azules (calientes) jóvenes del tipo espectral B, de ‘solo’ unos 100 millones años de antigüedad (nuestro Sol tiene alrededor de 5.000 millones de años de edad), y el motivo por el cual una de las Pléyades se ve menos en la actualidad es porque son estrellas de brillo variable, y probablemente una de las otrora más brillantes, esté pasando por un ciclo de bajo brillo.

Imagen del cúmulo de las Pléyades, tomada desde el Observatorio Astronómico del Monte Palomar, en San Diego, California.

También existen otras hipótesis. Como todos los objetos del espacio, las Pléyades están en continuo movimiento, por lo que puede estar tapada por otra estrella. O simplemente que esté detrás de una nube de gas que atenúe su brillo.

Todo esto, claro, si tomamos como cierto el mito de las siete hermanas, que ya es mucho tomar.

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