Hace más de 50 años, un hombre llamado Harris Burdick se presentó en la oficina de Peter Wenders, un editor de libros infantiles, con 14 dibujos, cada uno de ellos acompañado de un título y de un epígrafe que había elaborado para ilustrar otros tantos cuentos. El editor quedó fascinado por aquellas ilustraciones y le expresó a Burdick su interés por leer los cuentos. Acordaron que, al día siguiente, se los traería. Desgraciadamente, Burdick no se presentó, ni ese día ni ningún otro. Wenders intentó averiguar algo más sobre aquel singular personaje, pero fue inútil; todavía hoy, sigue siendo un misterio.
30 años más tarde, un tal Chris Van Allsburg, conocería, a través de Wenders, los dibujos de Burdick. Allsburg le comentó que aquellas ilustraciones resultaban de lo más evocadoras, tanto que se hacía difícil no imaginar un cuento a partir de ellas. El viejo editor esbozó una sonrisa cómplice y le mostró una caja llena de relatos escritos por sus hijos y nietos a lo largo de los años. Animados por la esperanza de que aquellas obras siguiesen inspirando a niños de todo el mundo, se decidieron a publicarlas.
Esto que he escrito, se narra en la introducción del libro «Los misterios del señor Burdick«, de Chris Van Allsburg y, aunque creo que es una manera tan atractiva como deliciosa de presentar un libro así, temo que sea mentira. En realidad, Allsburg es un famosísimo escritor de novelas infantiles (autor, entre otras, de Jumanji o Polar Express) que utiliza esta técnica para dotar a su obra de un halo de misterio que trascienda las propias páginas. De cualquier forma, esto no es lo importante. Cualquier excusa es buena para ofrecer al público una pequeña joya, en forma de álbum ilustrado, como esta.
Sin más dilación, os expongo aquí una pequeña selección con algunas de las que, en mi humilde opinión, son las mejores de las catorce ilustraciones que forman la obra.
Pulsad sobre las fotos para leer los títulos y epígrafes, no tienen desperdicio.
No me cansaré de recomendar este pequeño libro. Podéis adquirirlo en Amazon, resulta un regalo magnífico tanto para niños como adultos, un regalo con el que impulsar la creatividad que llevamos dentro, escribiendo historias inspiradas por tan fascinantes imágenes.