En ocasiones, el arte hermana a artistas de disciplinas diferentes, artistas tan distantes que tal vez ni siquiera llegaron a conocerse en vida. Después de todo, el arte, inspira arte. Eso es precisamente lo que sucedió con «La bella dama sin piedad» («La Belle Dame sans Merci» en su versión original), un poema escrito por el inglés romántico John Keats en 1819.
Sinópsis del poema de Keats
El poema parte de un diálogo entre el poeta y un triste caballero sin nombre. Éste último le narra a Keats el motivo de su aflicción: su encuentro en el bosque con una hermosa y misteriosa mujer, probablemente un hada. El caballero errante la sube a lomos de su caballo, y ella lo conduce hasta una gruta perdida. Allí, hacen el amor, hasta que el hombe, entre besos y caricias, sucumbe a un sueño profundo. Y mientras duerme, se le aparecen antiguos reyes y príncipes que le advierten de que ha sido esclavizado por la dama sin piedad.
Traducción del poema de John Keats, «La bella dama sin piedad»
Oh, ¿Qué es lo que te aflige, caballero de armas
Solitario y deambulando débilmente?
El junco se marchita en el lago
Y ningún pájaro canta.
Oh, ¿Qué es lo que te aflige, caballero,
Tan demacrado y tan lleno de dolor?
El granero de la ardilla está lleno
Y la cosecha ya ha sido recogida.
Veo un lirio en tu frente
Con la agonía de las gotas de febril rocío
Y en tu mejilla una rosa que rápida,
se desvanece al marchitarse
Conocí a una dama en los prados
de completa belleza, una niña de las hadas;
Su pelo era largo, su caminar ligero
Y sus ojos salvajes
Hice una guirnalda para su cabeza
Brazaletes también, que la llenaron de fragancias;
Ella me miró al hacerme el amor
Con dulces suspiros.
La senté en mi corcel
Y nada más vi durante el resto del día
A mi lado ella se recostó, y cantó
Una canción de las hadas.
Ella me encontró raíces de dulce sabor
Miel salvaje y maná del rocío
Y en un lenguaje ciertamente extraño dijo-
«Te amo»
Ella me llevó a su cueva encantada
Y allí lloró, y suspiró dolorida,
Y allí con cuatro besos
cerré sus ojos salvajes..
Y allí me cantó hasta dormirme
Y allí soñé – ¡Oh! ¡Maldito sea!
El último sueño que tuve
En la pendiente de la fría colina.
Vi pálidos reyes, y princesas también,
Pálidos guerreros, todos con la palidez de la muerte;
Ellos gritaban – ‘¡La bella dama sin piedad
Te ha esclavizado!’
Vi sus hambrientos labios en la penumbra
Bien abiertos, advirtiendo
Y desperté, y me encontré aquí,
En la pendiente de la fría colina.
Por eso me encuentro aquí
Solitario, deambulando débilmente,
Aunque el junco se marchite en el lago
Y ningún pájaro cante.
Traducción de Marina Kohon, para Ogham.
Análisis de «La bella dama sin piedad»
Al igual que muchos otros poemas medievales, esta obra de Keats, llena de simbolismo, bebe de antiguos mitos celtas sobre seres naturales con forma de mujer; hermosas e irresistibles, pero crueles y manipuladoras. La bella dama sin piedad, tiene muchos rostros y todos, tarde o temprano, nos topamos con ella: ¡es el amor! ¿Y qué es el amor sino un lazo irresistible? ¿Pero acaso no se convierte con frecuencia en un camino hacia los celos y un egoísta deseo de posesión?
Esta representación del amor fatal con forma de mujer, es también la más sublime forma de feminidad clásica: belleza, larga cabellera, voz dulce y melodiosa, gracia en los ademanes y actitud amorosa. En contraposición a esta delicadeza, a este ideal masculino, la dama sin piedad posee unos «ojos salvajes», carácter distintivo y propio de seres oscuros que se alimentan de la energia humana, como vampiros o súcubos.
Es una personificación, por tanto, de la dicotomía que inspira la mujer en muchos hombres; por un lado un ser maravilloso e irresistible y por otro, el origen de las peores desgracias.
El poema fue escrito en un periodo muy oscuro en la vida del autor. Aquejado de depresión y varias enfermedades, además de una relación que siempre fue difícil con la que fue la mujer de su vida, Fanny Brawne quien, muy probablemente, sea una personificación del hada que protagoniza el poema.
A nivel formal, en su versión original en inglés, está compuesto por 12 estrofas, de cuatro versos cada una (cuartetas), de arte menor, con rima ABCB. En lengua española su estructura equivaldría al esquema de la copla.
Como comentaba al inicio del artículo, tan atractivas como el propio poema, resultan las obras que ha inspirado con posterioridad, desde pinturas (en las que destacan las obras de los autores prerafaelistas), hasta canciones o incluso cortometrajes.