Hay artistas cuyo talento resulta tal que cuando contribuyen de forma aparentemente secundaria a la obra de otro artista, ésta última adquiere tal dimensión, que no solo la mejoran, sino que contribuyen de forma decisiva a su éxito.
Es el caso de Virgil Finlay (1914 – 1971), un ilustrador de obras de fantasía, ciencia ficción y terror. Trabajó para varias revistas Pulp como Amazing Stories y Weird Tales, trabajando con artistas de la talla de H.P. Lovecraft, quien, asombrado por el talento del ilustrador, le dedicaría un poema.
En cuanto a su técnica, se hizo famoso por sus detallados y laboriosos trabajos en pluma y tinta. Eran tan detallados que incluso, en sus inicios profesionales, los responsables de los magazines Pulp, temieron que sus sistemas de impresión no pudieran mostrar el nivel de detalle que alcanzaba la obra de Finlay. Por suerte, se equivocaron:
Además de la usar la pluma y la tinta, también trabajó con gran éxito otras muchas técnicas, desde el gouache hasta el óleo:
Se le considera uno de los ilustradores más importantes del siglo XX y, parte determinante de lo que después se consideraría movimiento Pulp. Afortunadamente, pese a que murió joven (a los 56 años), también fue muy prolífico, pues en sus 35 años de carrera creó más de 2.600 trabajos.
Las imágenes que acompañan a este artículo no hacen justicia al mimo y la meticulosidad de la obra de Virgil Finlay, por lo que si realmente queréis disfrutar de sus trabajos en todo su esplendor, recomendaros Phantasms, el libro del propio autor.