Tal vez el escultor hiperrealista más reputado del mundo sea Ron Mueck, pero existen otros artistas tan talentosos como este último, cuya obra deja atónita, por su crudo realismo, a todos los que la contemplan. Un magnífico ejemplo es Sam Jinks, un escultor Australiano nacido en 1973.
Sam Jinks tiene una larga trayectoria trabajando en cine y televisión, como escultor comercial, pero desde hace algunos años se dedica exclusivamente a su obra personal.
A pesar del realismo que rezuma la anatomía de sus cuerpos, en ocasiones el artista se decanta por dotar a su obra de un elemento fantástico (como dotar de la cabeza de un perro a un cuerpo de hombre), pero incluso en esas obras que retratan a seres imposibles, la verosimilitud física de los mismos, resulta impresionante, siendo realistas incluso sabiendo que no pueden existir en el mundo real.
Para lograr semejante realismo, el artista empieza sus obras modelando arcilla y después se sirve de materiales como la silicona, la resina, la fibra de vidrio e incluso el cabello humano, para lograr un realismo crudo y a veces perturbador, pero también un reflejo de la fragilidad fisiológica.
Sin duda, un autor en auge, que ha realizado exposiciones en todo el mundo.
Si queréis conocer más sobre Sam Jinks y otros geniales artistas hiperrealistas, recomendaros el número de la revista «Poets and Artists» dedicado al tema.