Jean-Léon Gérôme: La verdad saliendo de un pozo armada con un látigo para castigar a la humanidad

Y la verdad
Hacia mí se abalanza, me atropella.
Fragmento del poema «Más verdad», de Jorge Guillén.

¡Ah, la verdad! Quimera de científicos y filósofos, consuelo oportunista de artistas y esposa vilipendiada de políticos y gobernantes.

Jean-Léon Gérôme (1824 – 1904), fue un aclamado pintor y escultor francés, considerado academicista (término, a veces usado de forma peyorativa, para designar a los artistas que seguían el arte académico oficial).

Las obras de Gérôme destacan por su trasfondo histórico, mitológico y/o oriental, utilizando habitualmente temas y narraciones considerados eruditos, y todas ellas son de una factura técnica impecable.

Respecto a la obra que nos ocupa, representa a la Verdad, personificada en el cuerpo de una mujer, desnuda y furibunda, que surge de un oscuro pozo blandiendo un látigo. Ya desde que el cuadro fue presentado, en 1896, hizo correr ríos de tinta sobre su misterioso significado. Todavía hoy, existen varias interpretaciones sobre su razón de ser.

Jean-Léon Gêrome: La Verdad surgiendo de un poco con un látigo para castigar a la humanidad.

Las interpretaciones de la famosa obra de arte «La Verdad», de Jean-Léon Gérôme

El caso Dreyfus

Hay quien quiso ver en el histérico rostro de la verdad, una reivindicación por el caso Dreyfuss, un escándalo de finales del siglo XIX que puso de manifiesto el antisemitismo imperante en el seno del ejército Francés.

Básicamente, la injusticia que cometió el Estado Francés contra el Capitán Alfred Dreyfus consistió en condenarle, en 1894 por un delito que no había cometido, el de entregar documentos secretos a los alemanes. Cuando dos años más tarde se supo que el verdadero autor de tal traición había sido otro, el Estado Mayor que había juzgado a Dreyfus, tal vez por orgullo irracional o por simple odio contra los judíos, se negaron a reconsiderar su decisión e incluso destinaron fuera de Francia al oficial que había descubierto la verdad. No fue hasta 1898, cuando el presidente de la República indultó al denostado capitán. Y aún así, no sería hasta 1906 cuando su inocencia fuera reconocida oficialmente por un tribunal francés.

Numerosos artistas e intelectuales, destacando por encima de todos a Émile Zola con su artículo J’accuse, intentaron poner de manifiesto la tremenda injusticia cometida por el Estado.

Su oposición feroz contra el movimiento Impresionista

Otros, quisieron ver en la obra una muestra más de la oposición feroz que Gérôme siempre había manifestado en contra el movimiento Impresionistas (fueron notorios sus enfrentamientos con el pintor impresionista Monet).

Su defensa al nuevo arte de la Fotografía

Sin embargo, aunque todas estas interpretaciones pudieran ser correctas, la más plausible tal vez se refiera a la defensa del autor de una nueva forma de arte que por aquellos años todavía estaba en pañales. El mismísimo Gérôme, escribió así sobre este nuevo arte.

La fotografía es un arte. La fotografía obliga a los artistas a desnudarse de la vieja rutina y a olvidar las viejas fórmulas. Nos abre los ojos y nos obliga a mirar lo que nunca antes habíamos visto, servicio importante y valioso, rendido al Arte.
Jean-Léon Gérôme, preámbulo escrito en la obra «La verdad Estética», de Émile Bayard-

Actualmente es posible ver el cuadro en el Museo Anne de Beaujeau, en Moulins (Allier), Francia y si lo preferís, podéis adquirir una copia de este impresionante lienzo en Amazon.

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